viernes, 6 de junio de 2014


Última reflexión de filosofía.

"El mejor de los descansos es el sueño; y tú a menudo lo buscas; sin embargo, temes torpemente a la muerte, que es la misma cosa". 
Me hallo tumbada en la cama; miles de pensamientos me vienen a la cabeza; ¿tú? mi principal motivo; mi razón de insomnio. El reloj marca las diez y media. A esta hora debería estar acostada, pero no. Cierro los ojos e intento vaciar la mente, dejarla en blanco. Me es imposible, ¿por qué no intentas salir de mi cabeza? Me giro. Vueltas y vueltas hasta sentirme cómoda. Abrazo la almohada tan fuerte, como si de ti tratara. Miro el reloj de nuevo; las diez menos cuarto. Pienso en la vida; en la muerte. Le tengo miedo a vivir, a disfrutar de cada momento; temo al tiempo puñetero que pasa tan deprisa. Poco a poco me voy deteriorando; poco a poco me marcharé. Dicen que existe un pequeño paraíso más allá, escondido entre las nubes en el firmamento azul. ¿Cómo será ese pequeño mundo? Repleto de ángeles, ¿quizás?, ¿espíritus? ¿Existirá ese ser superior del que todos hablan?. El doble de dudas surgen en mi diminuta cabeza, me giro y vuelvo a mirar el reloj. Las once y cinco. Miro el techo y pienso en ti, querida muerte. ¿Cuándo te me vas a presentar? ¿Cuándo vendrás a por mi y me liberarás de este mundo lleno de extraños? 
Se que los pocos días de haber muerto, seré el principal tema de conversación en clase; la gran depresión para mi madre, y un fraude para mi familia; pero es que aquellos no supieron apreciar mi presencia cuando me tuvieron. 

El corazón vacío de una chica suicida.